Escribir un Nuevo Cine Mexicano
Alejandro Valle *
I.-APRENDIENDO A ESCRIBIR CINE
A lo largo de los años lo he visto muchísimas veces: cuando un maestro pretende enseñar cómo escribir un guión a sus alumnos, seguramente sin notarlo, comienza a lanzarle al grupo dos discursos simultáneos, uno escondido como un parásito despreciable dentro del otro, que es oro puro.
El oro puro se refiere a siglos de conocimiento narrativo. El cine sigue respetando la estructura Aristotélica para narrar una historia, el planteamiento, nudo y desenlace que aprendimos en la primaria, pero explicado con palabras más elegantes o modernas. Esto suele hacer mucho ruido, y provocar inquietud y rechazo en los guionistas principiantes que al escucharlo sentimos que nos acaban de encerrar en una jaula, como a Pinocho o a Hansel (el hermanito de Gretel), engañados y trágicamente apartados de nuestro universo poético.
Pero lo cierto es que el desarrollo de la narrativa cinematográfica, apuntalado en todas las demás artes milenarias, desde el teatro hasta la plástica y la música, ha conseguido en tan solo cien años de existencia, una depuración de la acción dramática que lo han convertido en el arte más influyente y poderoso de la época actual. Y en el siglo XXI, son las artes que lo alimentaron quienes comienzan a nutrirse de su lenguaje.
Cuando los alumnos de guionismo hemos comenzado a asimilar la belleza de éstos conceptos, flechados por la magia del arco dramático, hipnotizados por la aventura inconsciente del protagonista debajo de sus deseos conscientes, concentrados en la precisión de los cambios sutiles de valor dentro de cada escena, dispersos por la posibilidad de ampliar ese lenguaje en cualquier dirección… entonces comienza a aparecer ese discurso parásito (largo e invertebrado, parecido a una solitaria con ganchos en la cabeza para clavarse en nuestras entrañas), escondido en las enseñanzas del maestro cineasta.
Este segundo discurso no se refiere a un conocimiento milenario, sino simple y llanamente a las limitaciones del medio. Convenciones igual que las de Aristóteles, pero no basadas en la observación del alma, ni el conflicto moral, ni el lenguaje dramático, sino en la imposición de ciertos formatos más bien comerciales y académicos que tienen su origen en determinadas causas económicas, ideológicas o de mercadotecnia, pero de ninguna manera narrativas.
Y no es que condene el aspecto “realista” del aprendizaje, pero una “solitaria” debe de mostrarse dentro de un frasco de formol para su observación o disección. Pero nunca dentro del alimento, donde existe el riesgo de envenenar a más de un alumno voraz y desprevenido.
Y es que el cine, mas que cualquier otro arte, se ha moldeado por las exigencias del medio social. Precisamente sus distinciones de “influyente y poderoso” , colocan al cine en el blanco de múltiples intereses totalmente ajenos al arte y a su objetivo primordial de ampliar el lenguaje y su panorama estético. De mostrar otros patrones, otras realidades y fungir simultáneamente como creador de constelaciones y crítico feroz de las ataduras humanas.
No es casual que el “macarthismo”, momento cumbre de la paranoia anticomunista exacerbada, cuyas secuelas seguimos padeciendo, haya comenzado su cacería de brujas precisamente en el cine, y precisamente en Hollywood. En los años cincuenta, cuando el cine comenzaba a consolidarse como potencia mundial globalizada, y los creadores, aliados de una nueva tecnología y una floreciente literatura fantástica, comenzaban a desarrollar la facultad amenazante de la independencia, en la forma subversiva, por incontrolable, del lenguaje imaginativo y poético.
Es así como el guionista, desprevenido, pero sobre todo intimidado por convenciones majestuosas de alfombras rojas y trofeos dorados, corre el riesgo de convertirse en herramienta de intereses múltiples y perder de esa forma su calidad de creador y sobre todo, de artista.
II.- LA TRILLADA PROBLEMÁTICA DEL CINE ACTUAL.
Intentaré ser breve y conciso: La principal problemática que determina el cine, no sólo en México sino en el resto del mundo, es de carácter económico, y la conocemos en demasía. Pero básicamente se define así: el cine de Hollywood que marca la pauta de la narrativa cinematográfica, así como de su distribución y difusión, se realiza con capitales de dinero tan grandes que son totalmente inalcanzables para el resto del mundo y de los simples mortales. Tan simple como eso. Pero esa simple verdad se ramifica en múltiples fenómenos que básicamente convierten al cine mundial en filiales de una industria global regida por pautas económicas.
Si existe algún destello creativo fuera de la industria controlada por el dinero, es inmediatamente absorbida por una industria que no es norteamericana, sino global, por lo que cualquier enfoque nacionalista o ideológico para abarcar el problema es inadecuado. Pues el lenguaje que rige este control no se rige ya por criterios ideológicos ni de burda censura, sino por el simple y matemático lenguaje del dinero.
El problema fue definido por mi hermano de la manera más minimalista que he escuchado: cuando uno de mis tíos más conservadores y reaccionarios alegaba categóricamente que Hollywood también es cultura, mi hermano le respondió: si, pero no nuestra cultura.
Pero no quiero que mi enfoque se confunda con la visión romántica y trillada de luchar por el cine libre de autor contra al malvado cine comercial, que ciertamente es diabólico en muchos aspectos y terriblemente divertido en otros. Incluso maravilloso si se le mantiene como una opción , si no permitiéramos que su voracidad devorase todo lo a su paso, como desgraciadamente ha ocurrido.
A donde quiero dirigirme es a un lugar mucho menos común, mucho más complejo y bastante más romántico: se refiere a las limitaciones autoimpuestas por los autores, que las han mamado de sus tutores, que ha su vez han mamado de los suyos, que no vivían en una era tan tecnologizada como la nuestra.
Es verdad que el cine de la actualidad está regido por las políticas monopólicas del cine, y es verdad que debemos oponernos a su devastación, que debemos seguir luchando por la integración de una cláusula de excepción cultural al Tratado de Libre Comercio que no considere al cine como una mas de sus mercancías, pero también es verdad que vivimos en la era de la información digital , y que debemos tomar los nuevos medios y crear con ellos, escribir para ellos, y utilizar al máximo todos sus poderes expresivos y de difusión.
III.- LAS NUEVAS TECNOLOGIAS.
A partir de la apertura tecnológica a mediados de los noventa, cuando las nuevas tecnologías digitales se pusieron, por primera vez en la historia, al alcance del usuario común, la sociedad entera sufrió una transformación radical.
El Internet rompió todos los paradigmas de la comunicación vertical y los grandes emporios televisivos, discográficos, editoriales y demás corporaciones voraces se pusieron a temblar, y a redactar leyes y políticas que protegieran sus territorios gangsteriles, desde el tratado de libre comercio hasta la ley Televisa. Desde las regiones artificiales del DVD hasta la extinción del Luz y Fuerza.
A pesar de todo, las expresiones artísticas se modificaron, se enriquecieron con nuevas formas . Se transformó la música, la plástica y las artes escénicas.
En México hubo un boom del videoarte y se creo la Bienal de Video que dio a conocer al gran público el trabajo de grandes artistas emergentes y casi todos jóvenes como: Ximena Cuevas, Sara Minter, Gregorio Rocha, Grace Quintanilla, Sergio García, Alfredo Salomón, Andrea di Castro, Fabián Castro, Sharon Toribio y de forma destacada a Rafael Corkidi (uno de los cineastas pioneros y co-creador del festival) por mencionar sólo los que vienen a mi mente y que se encuentran entre los más propositivos y radicales.
El panorama del arte audiovisual era por lo menos prometedor, pero sobre todo lúdico y muy divertido. Comenzaban a surgir definiciones que comparaban al cine con la épica y la narrativa, mientras que al video arte se le cotejaba con la poesía.
Sin embargo, frente a este panorama el cine Mexicano parecía ajeno y reticente. Marcaban una línea muy tajante entre lo filmado en cine y lo producido en video o con medios digitales. En respuesta los video artistas también lo hacían llevando la abstracción y la irreverencia hasta el límite y haciendo parecer a los primeros como académicos conservadores y estirados.
La verdad es que lo eran y todavía lo son. De alguna forma la apertura a las nuevas tecnologías representó también para la comunidad cinematográfica una amenaza a su calidad de pequeña elite intelectual. Pequeña, pero demasiado numerosa para los limitados patrocinios del estado a los proyectos cinematográficos.
Lo cierto es que esta competencia feroz por los presupuestos, a convertido a la comunidad cinematográfica en uno de los sectores más competitivos y destacados, pero también en uno de los más intolerantes y conservadores.
Tuvieron que pasar alrededor de 10 años para que la industria cinematográfica despertara a las posibilidades que les brindaban los medios digitales. Y las nuevas generaciones de cineastas han comenzado a desarrollar una obra artística de tremenda originalidad y fuerza, que se destaca por mucho en el terreno documental -pues no difiere en mucho a la metodología con que siempre se ha realizado y que por el contrario lo vuelve económico y agiliza - pero que en el terreno de la narrativa de ficción está rezagado, muy rezagado podemos decir, sin armas para pelear esta batalla campal, y a punto de perderla.
IV.-ESCRIBIR UN NUEVO CINE.
Y bien.
Frente al panorama complejo que he luchado por resumir ¿a quien le interesa pelear por el cine? ¿a quien diablos le interesa que desarrollemos esa cadena de mentiras y traumas que es la ficción? ¿a quien puede interesarle un pepino que los artistas mexicanos desarrollemos nuestra propia mitología, expresemos nuestra propia visión de la vida, definamos nuestra propia poética?
Tendrías que ser uno de esos artistas con vocación de martirio para querer pelear con el mundo entero por contar una simple historia. Aferrarte a ella por años y años, enfrentarte a las vacas sagradas del cine que desacreditarán tus búsquedas porque ellos experimentaron en los setentas y ahora necesitan todo el presupuesto para hacer cine “riguroso”. Tendrás que convencer a jurados del IMCINE de que vale mas la pena encontrar nuevos caminos para comunicarse que conquistar medallas en el extranjero, enfrentarte a la critica de periodistas con pereza mental y no esperar nada de productores privados ni cadenas de distribución.
Si tu eres uno de esos necios aferrados, entonces ya somos por lo menos dos.
Yo me he dedicado los últimos quince años a buscar caminos para la narrativa cinematográfica a través del uso de nuevas tecnologías. Me tardé diez en hacer una película rarísima, realizada de una manera totalmente experimental desde la técnica visual hasta las formas narrativas. Y si bien, no es una obra totalmente lograda, y tiene todos los defectos del aprendizaje y la ingenuidad, si es en cambio un proyecto que cumplió todos sus objetivos a contracorriente. Probablemente la primer película mexicana experimental que se estrena en los cines hecha con una handycam y algunas computadoras personales y caseras, pero sobre todo, la primer propuesta de cine fantástico mexicano que se hizo en muchísimo tiempo.
A la fecha, esta película llamada “Historias del Desencanto”, ha viajado a mas de treinta festivales internacionales de cine y recibió el premio especial del jurado en el festival de cine fantástico de Portugal FANTASPORTO en 2007. Pero en México yo no he vuelto a recibir un solo apoyo para otro proyecto, nunca he visto un solo peso (literalmente) de sus taquillas, ni de sus exhibiciones en televisión (que han sido muchas). Mi registro de la obra fue “traspapelado” en los archivos de la SOGEM, de modo que tampoco he recibido regalías por el guión y nunca he recibido una oferta que se concrete para su distribución en DVD. Pero no pasa un mes sin que alguien, algún desconocido, me escriba un correo para pedirme una copia o darme las gracias.
Desde que la terminé en el 2004 he trabajado con directores bien interesantes como Luis Estrada, María Novaro, Guita Shifter, Christiane Burkhard, Lupita Miranda, María Inés Roque, Alejandra Sánchez y José Antonio Cordero. Buscando alternativas estéticas a través del uso de la computadora. Algunas veces alternativas fantásticas, muy pocas veces.
Ahora, después de tanto tiempo de colaborar y desarrollar mi obra desde la computadora estoy convencido de que la apertura de la narrativa debe provenir desde el guión, desde el momento en que una película es imaginada y conceptualizada. Es muy difícil romper una inercia que viene acompañada por gigantescos y costosísimos aparatos de producción. Es necesario entender el lenguaje de las nuevas tecnologías audiovisuales y escribir para ellos.
Probablemente nunca seamos capaces de producir en México un Harry Potter. Las fortunas que se utilizan en realizar películas como ésta se encuentran simplemente fuera del alcance de un país con las necesidades y la economía de México. Pero yo he experimentado con mis propias manos y me consta que resultaría más barato hacer un nuevo “Doctor Caligari” , un sueño expresionista y poético, que otra película más en un departamento de la clase media, o en un pueblo fronterizo.
No descalifico ninguna temática, pero para mi es muy importante la ficción y la fantasía. No solo verla, sino también hacerla. Y mi propuesta es crear historias que permitan y se articulen por medio de una poesía audio visual libre. Un cine onírico. Basado en nuestra tradición fantástica literaria que es esencialmente poética, más que en las suposiciones realistas del cine de alto presupuesto.
Y por eso abandono parcialmente mi búsqueda tecnológica para venir aquí, a la escuela de la SOGEM. Para dar fundamento y rigor a mis convicciones, para seguir buscando una nueva forma de hacer mitología y onírica.
El lenguaje del cine todavía está en desarrollo. Por eso es importante valorar las técnicas depuradas de su narrativa y eliminar los códigos heredados que sólo tienen que ver con su autolimitación.
El aprendizaje del guión puede ser una técnica para ganar dinero escribiendo, pero también puede ser un humanismo y un arte, si se pone en ello el amor y la pasión necesarias.
Alejandro Valle *
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